Cuando las islas que componen Cabo Verde fueron descubiertas por los portugueses en 1456, estaban deshabitadas, y desde el pueblo también se inició la llegada del catolicismo al lugar. Una misión religiosa conferida por los Papas Nicolás V, en 1455, y Calisto III, en 1456, concedió a Dom Afonso V de Portugal la posesión de los territorios recién descubiertos en África, concediendo a los portugueses el monopolio del comercio en la región, también a los que asentarse en la tierra, convertir a los infieles, fundar monasterios y otros lugares de culto, y frenar el avance de los musulmanes en los territorios de ultramar, en un conjunto de medidas que se conoció como el patrocinio real portugués.
La actuación de la Iglesia Católica en Cabo Verde fue fundamental, no sólo en términos estrictamente religiosos y morales, sino también en la enseñanza y la cultura, dado que los misioneros y otros sacerdotes y otros religiosos eran los mejor preparados y disponibles para enseñar, desde las letras de la ciencia, e incluso las artes. Con los contactos establecidos desde el siglo. XIX con los Estados Unidos de América, otras iglesias cristianas reformistas, como la Nazarena, la Adventista del Séptimo Día y otras, llegaron a instalarse y desarrollarse progresivamente en las diversas islas.
Más recientemente, iglesias especialmente de Brasil, el Templo Mayor u otras son implantadas por las diversas islas del archipiélago. Con la apertura de fronteras a los países de la CEDEAO, la religión musulmana también ha tenido una presencia importante en Cabo Verde.