La música es la manifestación más rica y universal de la cultura caboverdiana. Fundador de una nueva nación de decenas de culturas de origen, el pueblo de Cabo Verde ha desarrollado modelos originales de una cultura musical donde las alegrías y las tristezas, los encuentros y las separaciones, la tierra y el mar, el hambre y la abundancia, la soledad y una noche de nostalgia, el amor , la vida y la muerte ahora se vuelven melopes heridos, ahora desesperados, remolinos de murmullos ahora aún esperando melodías o gritos de alegría y fiesta.
De esta forma se generan formas musicales más o menos rudimentarias, como las «cantigas de monda» (cantos de ladridos, como el reloj-gorrión, reloj-cuervo y pollo-reloj), islas agrícolas tradicionales (Santiago, Santo Antão, S. Nicolau y Brava), cantada por niños.